<<Ha
sido una cobarde disfrazada de valiente, intenta ser fuerte pero se derrumba en
la soledad. El silencio es constante aunque lo esconde detrás de esa sonrisa,
de ésa cicatriz que no se marchita con el tiempo. No ven que está distante, que
está en otro lugar en su mente, en un lugar donde ella es la reina del bosque y
el sueño de su amado.
Por un
instante, mira por la ventana que da a la realidad, y se fija y piensa: “todo
no está perdido, aun queda él”. Sencillo, real, inocente, risueño, con ese
punto loco imperfectamente perfecta para ella, con ese intento constante de hacerla reír... Nunca lo había mirado con ojos de amarlo, pero después de tantos años
como amigo, tan leal y atento, puede que lo quería demasiado para que solo
fuésen amigos.
Ésa tarde no se olvida, lluviosa, pocos coches por la calle. Todo
estaba desierto y él le estaba acompañando, después de estar con todos los
amigos, hacía su casa. Comenzó a llover y fueron con paso acelerado. Íban
callados. Pero de pronto, él se paró en seco i le susurro: “para de ignorarme,
lo noto en tu mirada, me quieres”. No le contestó. De pronto, en medio de la
lluvia, me miró atentamente a los ojos, y en medio de la calle, en el medio de
la lluvia, estaban, él y ella, enamorados, como locos, pero sin ninguna
simple explicación del porque. Hablaban callados, ella lo notaba. Así que sin
pensar en nada, él se acerco y la besó. En medio del frío, de la calle, de la lluvia, en medio
del mundo, solo, él y ella>>
Tere