El tiempo se le escapaba de las manos como el pan caliente recién comprado.
Alteraba la naturaleza caminando sobre el agua del mar con su toque de sal. Nadie sabía como lo hacía pero la delicadeza al hacer uno de sus movimientos sorprendía a cualquiera.
Necesitaba escapar de este mundo tan peculiar que a nadie le gustaba.
Poner rumbo a una isla perdida donde le esperaría la esperanza y el más grande de los tesoros perdidos: el silencio del sordo. Ruido no lo anhelaría, anhelaría la realidad de las personas. Pero, ¿no crees que por un tiempo podría irse a su propia realidad? ¿A la realidad tipo "Alícia en el país de las maravillas"? Tenía expectativas de que fuera así, o al menos deseaba algo parecido.
Pero con la injustícia del mundo creado por el bocado de una manzana, ella parecía feliz al fin y al cabo. Tenía en su poder lo que nadie tenía, la capacidad de decir basta a la tristeza, a poner una reja entre ella y su mente. Que digo, estoy mintiendo. Ella poseïa mucho más, poseïa la riqueza de su sonrisa, la verdad y la alteración a todo, de ser especial.
Podría contaros de si llegó a su destino o no, o si encontró lo que nadie buscaba, pero si os lo digo, ya no tratareis de buscar lo inexistente e inalcanzable, Puede que no tan inalcanzable... Solo trata de tu y algo llamado... fortaleza.
Tere
Tere
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